El futuro sigue siendo vinotinto


Según la cultura popular, se dice que la selección nacional de fútbol  es el reflejo de su propia nación. En tal sentido, he de confesar que nunca imaginé la gran oportunidad que se presentaría al seleccionado nacional para asistir a un Mundial de Fútbol. En el pasado ciclo, los venezolanos quedamos a un paso de ver realizado el sueño de vernos representados en el pasado Mundial de Suráfrica 2010 y de allí que, cuatro años más tarde, con una base de jugadores militando en ligas extranjeras, con Brasil, el país sede, sin contar en la tabla para clasificarse y con un buen número de selecciones venidas a menos por el ineludible ciclo de renovación generacional; pensé que al fin Venezuela dejaría de ser el único país afiliado a la Conmebol que nunca ha asistido a un Mundial.

            Pero la historia se repite. Venezuela experimentó el mejor inicio de ciclo premundialista alguno. Victorias sobre Argentina y Bolivia, un empate ante Colombia y una derrota contra Ecuador hacían presagiar el inédito avance a la fase final. Luego se sucedieron un empate ante Uruguay, una victoria ante Paraguay, un empate ante Ecuador y una derrota ante Chile. Con esos resultados, Venezuela estaba en zona de clasificados a falta de seis partidos, y cuatro de ellos eran contra equipos de muy bajo nivel.

Al final, no se dio el resultado querido. Pero esto no debe amilanar a nadie. Alcanzar un objetivo implica atravesar el trance de las derrotas. Ya superado esto, el futuro sigue siendo vinotinto.  


Autor: Humberto Gutiérrez