Una incesante batalla en el tablero




    La verdad es que muy poco se reconoce la importancia del ajedrez en el desarrollo personal. Juego de reyes, el juego ciencia o juego de mesa estos y muchos más han sido los calificativos para describir a este juego. Tal vez se deba a lo poco atractivo que resulta para muchos una actividad donde no hay una confrontación directa y/o física; donde nadie corre tras una pelota o que intente realizar una anotación por medio de una habilidad o destreza corporal. La identidad y uno de los atractivos del ajedrez radican en el desenvolvimiento del juego. A medida que ambos contendientes juegan, se desarrollan aptitudes cerebrales que adicionan a la partida movimientos y estrategias destacables. A esto le añadimos la relación con los observadores, silenciosos cómplices que ajustan sus propias estrategias y tácticas dentro de su cabeza. Como ves, todos participan. Otro atractivo es la obtención del potencial mental por parte de los jugadores posterior al juego. La capacidad del ajedrecista no se limita solamente mientras juega, sino que continúa después, permitiéndole además resolver problemas y situaciones de la vida cotidiana. Se sabe de entrenadores de baloncesto y volibol que hacen jugar ajedrez a sus jugadores para que puedan ejecutar rápidamente jugadas. También en otras facetas de la vida, el ajedrez ha resultado ser un estimulante cerebral para empleados, estudiantes y personas con deseos de explotar sus habilidades mentales. Ya puedes ver al ajedrez con más interés e intentar practicarlo para conocer otras facetas de tu psique.  

Autor: Humberto Gutiérrez